Finalmente no pudo ser.
Demasiados caballos para un solo jinete, han hecho que
alguno siempre estuviera desatendido. La única solución fue liberar a uno de
ellos, y la KLR se fue a recorrer nuevos caminos con otros dueños.
Otro rato, con más tiempo, contaré alguna experiencia irrepetible vivida con ella, que merece la pena compartir.
Larga vida para ella y que caiga en buenas manos.
Otro rato, con más tiempo, contaré alguna experiencia irrepetible vivida con ella, que merece la pena compartir.
Larga vida para ella y que caiga en buenas manos.
Adiós…
En Panticosa, nuestra última escapada juntos |
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