En agosto de 2021, sin tener muy claro un destino definido para mi viaje, pero si su otientación: Al Norte; por la ola de calor que fundía la penínula, puse rumbo a Vizcaya.
En la capital y alrededores, junto a un guía excepcional, visité algunas playas y acantilados de una belleza indescriptible, como solamente en el litoral cantábrico se encuentran. Conocí algunos lugares emblemáticos y puse rumbo a la provincia de Burgos.
Con más fresco que calor, disfruté de los paisajes olvidados del alto Ebro y de las solitarias carreteras de la Bureba.
Un placer para los sentidos.